La muerte de la última rinoceronte de Sumatra, de 25 años de edad, marca la extinción de la especie en su natal Malasia.

Iman, como se llamaba la rinoceronte, murió de cáncer después de una larga batalla contra la enfermedad. Su muerte es un golpe para la conservación de esta especie que, según la IUCN, está “críticamente amenazada”. En el mundo quedan menos de 80 rinocerontes de Sumatra, pero algunos estiman que la cifra podría ser aun menor. Las únicas poblaciones silvestres que quedan en el mundo están en Indonesia.

Su mayor amenaza es la pérdida de hábitat causada por el cultivo de la palma aceitera y el crecimiento poblacional humano, que cada vez demanda más recursos e invade las áreas naturales.

Como Iman, decenas de especies animales se extinguen al día, unas conocidas, otras completamente extrañas, pero no por eso menos importantes. Actualmente la tasa de extinción alcanza límites sin retorno y nosotros somos los culpables. Pero con ellos nos iremos nosotros, porque nuestra especie no puede sobrevivir en un mundo desolado y devastado.