Colombia: un infierno para los defensores del planeta
Colombia encabeza por segundo año consecutivo el listado de países donde más se asesinan defensores del ambiente en el mundo, una problemática relacionada con la crisis climática, los cultivos ilícitos y el abandono del estado.
Juliana Barberi
Directora RAYA
Ingeniera biomédica – MSc en Desarrollo Sostenible
direccion@corporacionraya.org
Global Witness es una organización internacional que trabaja por un planeta más sostenible, equitativo y justo. Esta entidad ha recopilado desde el año 2012 la información sobre los asesinatos cometidos contra los defensores del ambiente y estima que, a medida que se intensifica la crisis climática, la violencia contra los líderes ambientales también aumenta. Para Global Witness es claro que la explotación y la codicia que están causando la crisis climática a su vez son motores de violencia contra los ambientalistas en el mundo.
En su reciente informe se documentan 227 asesinatos de líderes ambientales solo en el 2020 en todo el mundo, lo que significa que hay al menos 4 asesinatos en promedio semanalmente. Este es el año más peligroso registrado hasta el momento para las personas que defienden la tierra, el agua, los ecosistemas y la biodiversidad. Los defensores del ambiente no solo son asesinados, sino que además son intimidados, sufren violencia sexual y discriminación, pero estas cifras aun no son bien conocidas y puede haber un suregistro en el reporte, pues la mayoría de casos no son denunciados.
La mitad de los asesinatos que tuvieron lugar durante el 2020 ocurrieron en Colombia, México y Filipinas. Desafortunadamente, Colombia encabeza el listado por segundo año consecutivo con más de 65 líderes ambientales asesinados en el 2020. Esta ola de asesinatos se suma a los ataques contra los defensores de derechos humanos y los líderes sociales en el país. Las comunidades indígenas fueron las más vulnerables pues los confinamientos decretados a raíz de la pandemia de COVID19 facilitaron que los líderes fueran atacados en sus casas y se recortaran las medidas de protección por parte del gobierno nacional.
Mucha de esta violencia hacia los líderes sociales y ambientalistas proviene del programa de erradicación de cultivos ilícitos y la sustitución a cultivos legales, la cual ha dejado una cifra de 17 muertes en el 2020. Estos programas han causado el aumento de las amenazas por parte de grupos criminales y parmilitares que atacan comunidades que participan en la sustitución de cultivos ilícitos.
La violencia contra los defensores del ambiente y la tierra comparte las mismas realidades sobre la crisis climática:
- Sus impactos no son iguales: Aunque la crisis climática afecta a todos los países por igual, sus consecuencias e impactos son desproporcionados. El norte global ha extraído recursos naturales en una dimensión mucho mayor al sur y sin embargo, es el sur el que sufre las mayores consecuencias del calentamiento global. Esta misma situación se vive en relación a los ataques a los defensores del ambiente, que se concentran principalmente en el sur del globo. (desde que Global Witness ha recolectado información, solo un 1% de los asesinatos se ha presentado en el norte). De la misma manera hay una desproporcionalidad demográfica. Entre 2015 y 2019 más de un tercio de los ataques ocurrieron contra comunidades indígenas a pesar de que su población representa solo el 5% del total global.
Otras métricas climáticas reflejan esta desproporción. El norte global es el responsable del 92% de las emisiones de dióxido de carbono, mientras que el sur únicamente del 8% y eso sin contar con que los 10 países con una seguridad alimentaria más baja solo generan el 0.08% de las emisiones globales. - Las empresas son responsables: Los ataques y amenazas contra los líderes ambientalistas ocurren cuando las comunidades manifiestan su preocupación sobre los proyectos que consideran que afectan sus derechos, incluyendo el derecho a la tierra. En la búsqueda de ganancias económicas las empresas e instituciones financieras irrespetan a las comunidades afectadas por sus proyectos, y algunas megacorporaciones, inclusive, engañan a los consumidores con falsos folletos de sostenibilidad donde no mencionan las graves violaciones a los derechos humanos producto de su actividad.
Por lo general son las compañías, apoyadas en muchas ocasiones por gobiernos negligentes y corruptos, las responsables de la contaminación, los derrames tóxicos y la deforestacón del planeta, y del perjuicio sobre las comunidades. - Los gobiernos son culpables o fallan en prevenir los ataques: Los gobiernos se hacen los de la vista gorda y fallan en cumplir su obligación suprema de proteger a los ciudadanos y los derechos humanos.
El informe finaliza mencionando algunas victorias contra empresas que intoxican la tierra y el agua, y brinda recomendaciones para la Organización de las Naciones Unidas, para los gobiernos y para las empresas. Sin embargo, resulta muy perturbador encabezar esta vergonzosa lista por segundo año consecutivo como país. La vida en la tierra debe ser la prioridad de todos por encima del lucro económico. Sin un ambiente sano no habrá vida en la tierra y un ambiente sano solo será posible si todos cambiamos nuestra mentalidad y entendemos que los bienes materiales no lo son todo y que debemos cambiar nuestra relación con lo que nos rodea.
Puedes descargar el informe completo en inglés y en español aquí https://www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/last-line-defence/
Fotografía de portada por Nicolo Filippo Rosso/Bloomberg via Getty Images
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