A Capurganá habíamos ido dos veces antes, la comunidad siempre nos recibió con entusiasmo y agradecimiento porque sabían que se beneficiarían con la atención veterinaria de los animales con los que conviven. Las campañas de esterilización no pueden concebirse como un evento único, sino mas bien como intervenciones constantes y periódicas que permitan mantener en el tiempo controladas las poblaciones de perros y gatos. Por esta razón decidimos por tercera vez regresar a Capurganá.

Juliana Ríos Barberi
Directora RAYA
Ingeniera biomédica, estudiante de Maestría en Desarrollo Sostenible
direccion@corporacionraya.org

Ya saben ustedes la importancia que tiene para nosotros la calidad de los servicios que prestamos y la responsabilidad e integralidad que debe tener cada campaña que realizamos. Cada vez añadimos más medicamentos y más procesos con los que podemos garantizar responsabilidad no sólo desde el punto de vista médico, sino también de el componente de impacto ambiental y social.

Gretel y yo (Juliana), nos desplazamos a este corregimiento chocoano a realizar el censo y a recopilar las necesidades que tenían las personas respecto a sus animales. Regresamos muy entusiasmadas con una meta de 200 perros y gatos y 100 caballos para atender en diciembre. Empezamos a hacer cuentas y a convocar a los veterinarios y voluntarios, que esta vez, serían 21 en total, lo cual aumentaba enormemente el presupuesto de la campaña.

Pasaba el tiempo y veíamos con tristeza que no recogíamos prácticamente nada del dinero que requeríamos, las donaciones estaban por el suelo y nos preguntábamos ¿Será la situación del país? ¿Será que la gente no cree en nosotros? ¿Tiramos la toalla? La cosa permaneció así, desoladora hasta un mes antes del planeado viaje.

Muy tristes Catalina, Gretel y yo, nos citamos en Ciudad del Río para hacer un vídeo en donde explicábamos nuestra dificultad para recaudar el dinero para la campaña y la tristeza que nos producía tener que aplazarla, no sólo por el esfuerzo que había significado durante casi 6 meses, sino porque sabíamos que había personas y animales esperándonos. Grabamos el vídeo y lo hicimos oficial entre el equipo. Sentimos que fracasamos, sentimos que le fallamos a todas las personas y animales de Capurganá.

El video de cancelación

Conversando con Mariana Matija, le contamos la situación y ella junto a Daniela, tan ingeniosas y con tantas ganas de ayudar, diseñaron una campaña de recaudo colectivo con la que lograron reunir prácticamente todos los fondos necesarios para desplazarnos y atender a 300 animales.

Compramos y empacamos todo, kilos y kilos de insumos, medicamentos, alimentos para animales y humanos, equipos y dispositivos médicos, colores, libros para colorear y cosas que ustedes ni se imaginan (ni nosotros tampoco).

Parte del equipaje lo envíamos por avión gracias al patrocinio de Aeronuquí, otra parte fue transportado por 4 miembros del equipo que viajaron un día antes que el resto, a coordinar asuntos logísticos y a acondicionar el lugar que se convertiría en quirófano, y el resto del equipaje lo llevaba el grupo de 16 que viajó el 8 de diciembre. El quirófano sería el salón de química de la escuela del corregimiento, estaba sucio y lleno de basura, pero luego de la limpieza que realizó el equipo de avanzada, ahora sí podían realizarse cirugías allí.

El viaje comprende 2 trayectos principales: 8-9 horas por tierra y 2 horas y media por mar en una lancha cuyos cupos fueron donados por Náutica del Golfo y Caribe SAS y de la que solo tuvimos que pagar exceso de carga. Es importante recalcar que la cantidad de equipaje necesaria para una campaña de esta envergadura es MASIVA y que el costo del transporte es elevado. Así nos pasamos pagando sobrecarga y sobrecarga, aquí y allá, y luego de 18 horas de viaje, de una lancha que volaba por los aires y rebotaba en un océano increíble, de aguantar hambre y tener sueño, llegamos a Capurganá el 9 de diciembre a las 2:30pm. Esa tarde terminamos de desempacar y arreglar el quirófano y los espacios y nos fuimos a descansar en los hostales que amablemente nos cedieron unos cupos para albergar a nuestro personal (Miramar, Hostal Capurganá, Hotel Oleajes, Las Paisas y Héctor House).

A la mañana siguiente, iniciamos labores a las 8am, ya había varios pacientes esperando y empezamos a trabajar. Llegaban y llegaban personas con sus perros y gatos para ser esterilizados y un montón de caballos para ser revisados y recibir tratamientos básicos. Qué alegría la recepción de la comunidad, si de algo estamos convencidos es de que ir a lugares donde la gente entiende los beneficios de lo que hacemos, no tiene precio.

En las horas de la mañana llegaron de forma separada, 3 cachorros muy parecidos y con un un problema serio de piel. Debido a esta condición no era responsable operarlos, por tanto iniciamos tratamiento para recuperarlos y fortalecerlos para atenderlos el último día de cirugía.

Es impresionante ver la cantidad de caballos que llegaban a recibir atención veterinaria. Solo en un día se atendieron más de 50 ¡Nada más gratificante y satisfactorio!

Más o menos a la 1pm llegó Campana, una perrita con fenotipo cazador que estaba MUY en embarazo, casi a término, que estaba postrada desde el día anterior y que no comía. Por su estado delicado decidimos tratarla con fluidos y medicamentos durante varias horas antes de hacer su cesárea y ver si se podía recuperar y sus cachorros podían salvarse. Seguimos atendiendo pacientes mientras la teníamos en observación. Le explicamos a su responsable los riesgos que tenía la perrita, la situación grave en que se encontraba y lo convencimos de esterilizarla una vez realizada la cesárea si era posible… Eran las 6pm y Campana vomitó un lago de sangre e inmediatamente defecó negro, indicios de sangre en el tracto digestivo. Algo no cuadraba, algo no era claro en todo esto. El responsable de Campana luego nos contó que un vecino suyo había golpeado a la perra el día anterior y empezamos a atar cabos. A las 7pm iniciamos la cirugía de emergencia de Campana, estaba en embarazo de 10 perritos, ninguno sobrevivió, pero la mamá, tan linda y tan fuerte salió bien de la intervención. La estuvimos monitoreando hasta que estuvo lo suficientemente despierta para irse a casa. Le dijimos a su cuidador que la llevara al otro día para revisarla y continuar con medicamentos. Este caso, al ser complejo, requirió de casi la mitad del personal médico, lo que nos retrasó y demoró la atención de las personas y animales que aún esperaban la esterilización, a ellos les agradecemos su paciencia y comprensión. Ese día terminamos a las once, agotados y escurridos, con la cabeza cargada y con ganas de descansar.

El primer día siempre es un día difícil, de acoplarse, de entender la dinámica y de aprender a trabajar en equipo. Todo es una enseñanza.

Aún cansados físicamente, pero con muchas ganas de continuar trabajando, empezamos el segundo día de campaña. Los 3 cachorros regresaron para sus tratamientos, seguimos esterilizado animales y atendiendo caballos. El día marchó bien, todo en orden y como fue previsto. Así continuaron el día 3 y 4, brindando la atención veterinaria a los caballos y a los demás pacientes y esterilizando a los perros y gatos.

Esperando el bus…

Nuestros planes incluían visitar el corregimiento de Sapzurro el quinto día, al ser una población tan pequeña, sabíamos que con un día podíamos lograr un buen impacto. Nos levantamos temprano, movilizamos la carga desde la escuela hasta el muelle y nos pusimos a esperar a quien nos llevaría en lancha. Pero empezaron a pasar los minutos y luego de 1 hora y media de esperar y de llamar desesperadamente, nos dimos cuenta de que se habían olvidado de nosotros y nadie nos recogería. Así que con el dolor más grande, tuvimos que cancelar esa visita. Por supuesto que esto descuadraba nuestros planes, por lo que tomamos la decisión de partir el equipo en varios grupos que fueran barrio a barrio a hablar con las personas y buscar animales que aún estuvieran sin esterilizar. Así logramos esterilizar otros animales, especialmente nos alegró esterilizar a una pitbull llamada Kira que estaba muy flaquita de estar pariendo y que sabemos que indudablemente su vida va a cambiar.

El sexto día siempre lo dedicamos para darles un descanso a los voluntarios, pero sobretodo para mantener un ojo en los animales y brindar atención a quienes lo necesiten. Algunos necios se quitaron los puntos -culicagados-, a los que había que suturar los suturamos, con otros usamos una pega quirúrgica para evitar tenerlos que anestesiar otra vez.

Además despachamos casi 50 kilos de residuos biológicos para Turbo donde una empresa recolectora haría la disposición final de forma responsable con el ambiente. Eran tantos kilos que no pudimos mandarlo todo, así aquellos que no representaban tantos riesgos, viajaron de vuelta con nosotros.

Pero lo más importante es que después de no saber de Campana, pudimos verla, había sobrevivido, aún estaba decaída, pero se veía de mejor semblante. Le pusimos tratamiento, le fajamos la herida porque había empezado a quitarse un punto y la consentimos un rato. Ella vivía lejos, quizá por eso no habían vuelto a llevarla, pero se estaba recuperando bien y eso nos puso contentos. Campanita, un caso para nunca olvidar …

Visitando a Campana

El domingo era nuestro regreso, lo haríamos en los mismos grupos, un grupo de 16 viajaría a las 8am por Turbo y uno de 4 viajaría a las 10am por Necoclí. Ya habíamos empacado todo y habíamos pagado un montón de plata en sobrecupo, a pesar de ir ligeramente más livianos de equipaje, pero al menos pudimos despachar lo pensado. El resto sería enviado a Medellín paulatinamente a través de la aerolínea Aeronuquí quienes nos donaron ese transporte.

Y así, con un balance de 158 perros y gatos operados y 132 caballos atendidos, y otro puñado de casos médicos resueltos, terminamos nuestra campaña #EstoyconCapurganá, una campaña llena de esfuerzo, aprendizaje y la unión de un montón de personas y entidades que desde sus posibilidades facilitaron que este sueño se hiciera realidad. No hace falta ser veterinario ni donar dinero para sacar algo tan hermoso adelante. Basta un poco de cooperación para demostrar que unidos podemos lograr lo “inlograble”.

Agradecemos a:

Las personas que donaron, la comunidad de Capurganá, Claudia Montoya y Héctor

A los voluntarios:

Alejandra Madrigal Blanco, Angela Elia, Camilo Cardona, Carolina Campuzano Diosa, Catalina Yepes Mejía, Cristhian Agudelo Bolívar, Diego Cárdenas, Diego Zuluaga, Escarabajo Jorge, Gretel Álvarez, Isabel Labrador Vélez, Israel Arboleda, Iván Zuluaga, Jakeline Nisperuza, Julián Salazar, Juliana Barberi, Leonel Sánchez, Mallerly Usme, Marta Barberi

A los cirujanos:

Isabel Naudin y Catalina Yepes Mejía

A los alojamientos:

Miramar, Hostal Capurganá, Hotel Oleajes, Las Paisas, Héctor House

Al transporte:

Náuticas del Golfo y Caribe SAS y Aeronuquí

A los de Medellín:

Cualquier Cosita es Cariño / Actualizado a Animal de Isla, Salvavidas, Periódico Gente, Auriga, Fundación Instintos, Latina Stereo, Biónica, Desarrolladores de café, Akasha Nature, Niña Gato, Elemento Amarelo, Hotel Plantación, Huertender, Vegetarian Resto, La Tortuga La Liebre, Doctor Pulgas

A las ilustradoras:

Mariana Matija, Alejandra Tilano, Ana López, Camila Villota, Carolina Bernal, Carolina Urueta, Catalina Plé, Catalina Vásquez, Elizabeth Builes, Lennis Orozco, Luisa Castellanos, Manuela Moreno, Natalia Rojas, Sara Rodas, Tatiana Mejía, Camila Villota