
La crisis climática y los eventos catastróficos de las últimas semanas
Como todos los domingos de las última semanas les vengo a contar algunas de las catástrofes climáticas más aterradoras de los últimos días.

Juliana Barberi
Directora RAYA
Ingeniera biomédica – MSc en Desarrollo Sostenible
direccion@corporacionraya.org
Para quienes no saben, nos encontramos en este momento en una de las peores crisis -sino la última- que puede enfrentar nuestra civilizació. Nuestro comportamiento de consumo y en general de percepción de la vida y lo material, han hecho que calentemos la Tierra. Este calentamiento global ha llevado a lo que ahora conocemos como crisis climática que consta de muchas variables que han sido afectadas por todas esas acciones que hemos ejercido sobre el planeta.
Muchos informes gubernamentales y organizaciones han demostrado que no podemos sobrepasar 1.5°C y, sin embargo, no hemos tenido acciones contundentes y radicales, como las que se necesitan, para disminuir el aumento de la temperatura en la Tierra. Todo lo contrario. Continuamos quemando combustibles fósiles y dependiendo completamente de lo material. Anhelamos las posesiones. No estamos contentos con una vida en la que compartimos con las personas que queremos y hacemos lo que nos hace felices, sino que simplemente basamos nuestra felicidad en las posesiones materiales que nos vende un sistema capitalista desigual y destructor.
La crisis climática no es una mentira y no es un invento ni izquierdas ni de locos. Es una realidad que tenemos que afrontar si queremos continuar viviendo en la tierra (y no podemos vivir en ninguna otra parte).
Que la tierra se caliente no quiere decir, como decía algún ex presidente loco, que siempre va hacer mucho calor, todo lo contrario, los eventos climáticos que se manifiestan a raíz del calentamiento global varían entre ciclones, huracanes, tormentas, heladas, inundaciones, sequías, incendios forestales, etcétera., y si a eso se le sumamos la acción humana, que no cesa de contaminar la atmósfera y arrasar con la vida silvestre, la situación empeora. En Brasil, por ejemplo, con el aval del presidente, se están haciendo quemas en la Amazonía para expandir la frontera agrícola y ni hablar de la promoción de industrias cuyos ingresos se derivan de actividades con un impacto ambiental masivo.
Parece que somos una especie que no tiene límites. Destruiremos todo lo que esté a nuestro alcance para continuar con nuestro consumo en un mundo maravilloso en el que habitaban millones de especies increíbles a las que les estamos haciendo la vida imposible.
Somos los únicos responsables de la destrucción de la Tierra, somos los únicos que tenemos la capacidad de corregir nuestras acciones.
Esto no es un tema de milagros, aquí se requiere una disposición colectiva y un trabajo en equipo. Y por eso tenemos que exigirles a los gobiernos y a las empresas el desmonte radical de prácticas dañinas con el planeta. Es ahora o nunca.
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