La investigadora Jennifer Lavers y su equipo describieron una avalancha de plástico en las Islas Coco en el Pacífico Sur, en su viaje hace dos años a ese territorio. Sin embargo, sus observaciones no terminaron ahí, dentro de los contenedores plásticos estaban los cadáveres de más de medio millón de cangrejos ermitaños que quedaron atrapados.

Los investigadores también reportaron el fenómeno en las islas Henderson en el océano Índico, donde se habla de al menos 61mil cangrejos muertos de forma similar. Cabe resaltar que estas islas se encuentran a una distancia de más de 8.000 millas.

Como los cangrejos ermitaños no nacen con su concha, gran parte de sus vidas se la pasan buscando conchas disponiles a medida que crecen. Cuando un cangrejo muere, segrega una señal química con el fin de alertar a otros cangrejos de que esta concha queda disponible, explicó Alex Bond del Museo de Historia Natural de Londres quien también partició en la investigación.

Cuando un cangrejo queda atrapado dentro de un recipiente plástico al que quiso hacer su hogar y muere, el olor atrae a otro que también muere, y así sucesivamente. “No es un efecto dominó. Es casi como una avalancha”, dijo Bond. “Ermitaño tras ermitaño entrando en estas botellas pensando que tendrán su próximo hogar, cuando en realidad, es su último hogar.”

Como los cangrejos ermitaños, miles de especies están siendo afectadas por el plástico producido y desechado por los seres humanos. Es hora de que entendamos el papel que nos corresponde en el daño ambiental del presente, para poder tener un planeta habitable en el futuro.